En Italia, el romanticismo fue evolucionando hacia el verismo (“lo que es real”). El mismo Verdi, en su larga carrera artística, comenzó haciendo bel canto, influido por Rossini, se integró después en la corriente romántica de Bellini y Donizetti para, finalmente, ir dejando a un lado los aspectos más idealistas del romanticismo y creando situaciones cada vez más realistas. Ya no interesa la Edad Media sino la época actual con sus problemas reales. Esta búsqueda de la realidad iniciada por Verdi culmina, a finales del siglo XIX, en las obras de Mascagni, Leoncavallo y Puccini.

            En el verismo la orquesta crece para realzar el dramatismo, las arias se integran en la música de forma que, aunque todavía son reconocibles, no tienen un principio o un final claramente delimitado (el cantante deja de cantar pero la música sigue avanzando repitiendo la melodía que antes se estaba cantando). Desaparece definitivamente la cabaletta y las estructuras como la scena. Se elimina, también, la obertura por estar situada demasiado pronto y se introduce el intermezzo utilizado para añadir todavía más tensión, como preparación para el momento final que está a punto de llegar. El canto debe ser coherente con el dramatismo de la acción por lo que desaparece cualquier ornamentación. Para expresar este dramatismo se tiende a un canto emitido con fuerza, que avanza progresivamente hacia un clímax final que suele ser un agudo (un grito al final de un aria, de un dueto o al final de la obra). Se necesitan, por tanto, voces de gran potencia, que se impongan a una gran orquesta y que proporcionen dramatismo a la situación.

La pasión amorosa, como causa de destrucción personal, se expresa de una forma todavía más violenta que en el romanticismo. El verismo goza exhibiendo lo más bajo del ser humano, la pobreza, el odio, la traición o la miseria material y espiritual de personas reales (ya no reflejan historias de príncipes o héroes). Óperas veristas importantes son: Cavalleria rusticana de Mascagni, Pagliacci de Leoncavallo, Andrea Chénier de Giordano o La bohème y Tosca de Puccini.