En 1748 el descubrimiento de las ruinas de Pompeya causó un impacto sensacional que hizo volver la mirada al mundo clásico. De la preocupación que tenía el barroco por el recargamiento y la ornamentación desmesurada se pasa a un neoclasicismo que gusta de la simplicidad y el equilibrio. Esta reforma llegó a la ópera de la mano de Gluck. Se terminaban los largos recitativos acompañados únicamente de clavecín. A partir de ahora, serían mucho más cortos y acompañados por toda la orquesta. Además, se elimina el aria da capo sustituida por arias más cortas, se reducen las ornamentaciones vocales a las estrictamente necesarias en función de la situación dramática, cada personaje debe adecuarse a la edad y al tipo humano que representa, es decir, si un personaje es joven debe cantar un tenor o una soprano y si es mayor, una mezzosoprano, un barítono o un bajo. Este hecho motivó la eliminación de los castrati y que el protagonismo principal recayera en las soprano. Todo ello para buscar un mayor realismo tanto en los personajes como en los argumentos. Por último, la reforma de Gluck reintroduce el coro.

        El compositor más destacado del neoclasicismo es Mozart. Para él, la música debe explicar el argumento: los nobles deben cantar como nobles, sin excesos, sin las alteraciones propias de la gente del pueblo. Las óperas más significativas de Mozart son La flauta mágica, Don Giovanni, Così fan tutte o Las bodas de Figaro. Situado entre el clasicismo de Mozart y el romanticismo se encuentra Rossini.  Este genial músico, heredero de las óperas bufa, introduce ciertas connotaciones sentimentales en sus personajes además de incorporar el ritmo a la música. Ambos autores dotan de protagonismo a los instrumentos de viento en la orquesta, que ya ha crecido notablemente y se ha convertido en una orquesta sinfónica. Además, los dos utilizan el crescendo (ir progresivamente subiendo el sonido, bien incorporando instrumentos o bien aumentando el volumen de la orquesta) y el diminuendo (efecto contrario al crescendo). Rossini es conocido por óperas como El barbero de Sevilla o L‘italiana in Algeri.

            En cuanto a la ópera seria, Rossini introduce la scena formada por un recitativo corto acompañado por toda la orquesta, donde el personaje explica el porqué de un sentimiento, un aria donde se expresa ese sentimiento (de tristeza, amor, desesperación, ...) y, por último, una cabaletta, de ritmo más agitado, donde se toma una decisión sobre el sentimiento anterior. A menudo, entre aria y cabaletta puede haber un espacio ocupado por otro cantante.